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Los riesgos y controles de ciberseguridad en la implementación de la IA

La inteligencia artificial ha estado teniendo avances importantes en el ámbito corporativo en los años recientes. Entre los casos de uso se puede mencionar la automatización de procesos mediante la robótica y la ejecución de tareas repetitivas, algunas de ellas incluso peligrosas. Además, permite analizar grandes volúmenes de información, generar informes y optimizar la toma de decisiones.

La combinación de IA y Big Data es otra tendencia que va en aumento. Gracias a su capacidad para procesar enormes cantidades de datos, la inteligencia artificial facilita el análisis predictivo del comportamiento de los clientes y permite anticipar la demanda. Asimismo, ayuda a personalizar la experiencia de los clientes de las organizaciones al ofrecer recomendaciones de productos y servicios basadas en sus preferencias, y realizar la segmentación de audiencias y la creación de campañas de publicidad más efectivas.

Señalar amenazas en tiempo real

En lo que respecta al campo de la ciberseguridad, la IA está desempeñando un papel fundamental. Su capacidad para detectar patrones y anomalías la convierte en un instrumento eficaz para prevenir ciberataques y proteger la infraestructura tecnológica de las empresas. Gracias a esta tecnología, es posible identificar amenazas en tiempo real y fortalecer las defensas digitales, lo que facilita la transformación digital de las organizaciones.

Sin embargo, la integración de la IA en los entornos empresariales también conlleva nuevos desafíos. A medida que esta tecnología avanza, las amenazas cibernéticas evolucionan y se vuelven más sofisticadas. Los ciberdelincuentes están aprovechando la automatización para perfeccionar sus ataques, lo que incrementa la superficie de exposición a riesgos.

Aunque hasta el momento no se ha identificado un ciberataque creado completamente por IA, sí se ha demostrado que esta tecnología puede mejorar las tácticas utilizadas en ataques tradicionales, haciéndolos más efectivos y difíciles de detectar.

 

La inteligencia detrás de los ataques

Entre los ataques potenciados por IA destacan:

  1. El phishing y el spear phishing son más personalizados y convincentes, lo que eleva la probabilidad de que las víctimas caigan en la trampa.
  2. Los ataques de fuerza bruta han mejorado con el uso de algoritmos que prueban combinaciones de contraseñas en menor tiempo, aprendiendo patrones de los usuarios.
  3. Se ha visto un aumento en la evasión de controles de seguridad por parte del malware y ransomware, que utilizan la IA para ocultarse mejor y evitar ser detectados por los sistemas de defensa tradicionales.
  4. Los ataques de denegación de servicio (DDoS) ahora son más coordinados gracias a la automatización que ofrece la IA, comprometiendo infraestructuras y sistemas críticos.
  5. Ataques a las cadenas de suministro. Con la IA se identifican y explotan vulnerabilidades del software y hardware para comprometer a un gran número de usuarios.
  6. La inteligencia artificial se utiliza en la manipulación y desinformación, creando noticias falsas y contenido multimedia para influir en la opinión pública o dañar la reputación de empresas e instituciones.
  7. Por su parte, el robo de identidad ha encontrado un aliado en la IA, que permite la creación de perfiles falsos y la imitación de voz e imagen para fraudes más sofisticados.
  8. Los atacantes tratan de envenenar los datos de entrenamiento de los modelos predictivos de IA para manipular su comportamiento, robar información confidencial y propiedad intelectual, poniendo en riesgo a las empresas.

Afrontando las amenazas

Ante este escenario, las empresas y organizaciones han respondido utilizando la misma IA para fortalecer sus estrategias de ciberseguridad. Su capacidad de analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real permite detectar patrones de ataque y anomalías de manera mucho más rápida y precisa que los métodos tradicionales, acelerando la respuesta.

En la lucha contra el malware, la IA ha superado a los sistemas de seguridad tradicionales como los antivirus y plataformas EDR/XDR, permitiendo clasificar y bloquear software malicioso de manera más eficiente. Esto es clave para evitar ataques antes de que causen daños significativos en sistemas y redes.

Además de la detección, la IA se ha convertido en una aliada en la automatización de tareas dentro de los centros de ciberseguridad, permitiendo que los analistas se concentren en labores de inteligencia y respuesta a incidentes, mientras los sistemas automatizados gestionan tareas repetitivas.

La seguridad de las redes también se ha beneficiado del uso de la IA, ya que puede analizar el tráfico en tiempo real y bloquear amenazas antes de que afecten los sistemas. Esta capacidad de respuesta inmediata es clave para proteger infraestructuras críticas y datos sensibles de empresas e instituciones.

Otra ventaja es el fortalecimiento de los sistemas de autenticación y control de accesos. Con la IA, se han desarrollado modelos de identificación más seguros basados en reconocimiento facial, de voz y comportamiento, lo que reduce el riesgo de accesos no autorizados y refuerza la privacidad de los usuarios.

En cuanto a la respuesta a incidentes, la IA ha demostrado ser un recurso invaluable. Su capacidad de analizar y correlacionar datos permite identificar rápidamente las causas raíz de los ataques, estimar el impacto y tomar acciones para mitigar los daños, automatizando procesos de recuperación.

A pesar de sus ventajas, la IA en ciberseguridad también enfrenta desafíos. Uno de ellos es minimizar los falsos positivos para evitar alertas innecesarias que sobrecarguen los sistemas. Además, es crucial entrenar los modelos de IA con datos sin sesgos, ya que una mala alimentación de datos puede afectar su efectividad en la detección de amenazas.

Marcos para la gestión de riesgos

Para reforzar el uso seguro y responsable de la IA en ciberseguridad, diversas organizaciones han desarrollado marcos de referencia. Entre ellos destaca el AI Risk Management Framework (AI RMF) del NIST, que se orienta en la gestión de riesgos en IA. También la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha emitido principios para garantizar la transparencia y seguridad en el uso de la inteligencia artificial, promoviendo buenas prácticas.

Por su parte, organizaciones como el Centro para la Seguridad de Internet (CIS) han desarrollado controles específicos para proteger sistemas de IA contra amenazas comunes, y el Open Web Application Security Project (OWASP) ha creado una guía centrada en la protección de modelos de IA y la privacidad de los datos.

Estos marcos y guías buscan unificar criterios y fortalecer la seguridad en la implementación de IA, especialmente en modelos de aprendizaje que pueden ser manipulados si no cuentan con una adecuada supervisión. La estandarización de procesos es clave para asegurar que la IA se utilice de manera ética y segura.

De igual forma, las grandes empresas han comenzado a desarrollar políticas internas para mejorar la seguridad en el uso de la IA. La implementación de estrategias de gobierno de identidades y acceso es fundamental para reducir el riesgo de que actores malintencionados exploten vulnerabilidades en los sistemas de IA.

En conclusión, la IA se ha convertido en un arma de doble filo en el ámbito de la ciberseguridad. Mientras los ciberdelincuentes la aprovechan para mejorar sus ataques, las organizaciones la están utilizando para fortalecer sus defensas y responder de manera más efectiva a las amenazas. La clave está en implementar estrategias adecuadas y considerar los marcos para lograr un uso seguro y eficiente de la inteligencia artificial en la protección de datos y sistemas.

 

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